I usually solve problems by letting them devour me
Franz-
Kafka
Llevo
unos días sentada frente a mi escritorio, tratando de encontrar el epígrafe
perfecto para terminar mi tesis. Nada.
Soy
antropóloga, mi investigación es sobre el canibalismo. Realicé un par de
estancias en la Universidad de Witwatersrand y en la Universidad de Ghana.
Mientras
miro a través de la ventana pasan por mi mente escenas de hombres desmembrando
a otros. Desde que empecé el tema, hace cuatro años, he dejado de comer durante
los periodos en los que escribo. A veces paso hasta una semana y media sin
probar bocado. Es increíble la energía y la claridad que te da el ayuno.
Los
pocos días en los que como, me atraganto de lo que encuentro en el
refrigerador. Hay una señora que me ayuda con la limpieza una vez a la semana,
a ella le paso la lista de mis deseos culinarios para que se encargue de
surtirla. Salgo del estudio y soy un animal que devora.
Desde
el estudio he visto a un par de chicos correr como sombras en el parque que
está frente a la casa. No les presto mucha atención a estas visiones, pienso
que se deben a mi falta de alimento. Continúo concentrada. Escribiendo.
En
esta salida a la cocina devoro: un pollo entero, incluido cartílagos y pellejos,
tres botes pequeños de nieve Häagen Dazs, varias botellas de vino.
Después
de comer lo olvido todo. Entro en un sueño profundo y despierto al día
siguiente en mi cama. Jamás sé cómo he llegado hasta allí.
Me
he percatado de que comienzo a comer otras cosas. El jabón tiene la marca de
mis dientes.
Le
he escrito miles de mails a mi asesor augurándole el final de mis escritos. No
responde. Hace ya tiempo que nadie responde mis correos. No me inquieto,
continuo trabajando. La señora que me ayuda con la limpieza tampoco ha vuelto.
Cada día hay menos comida en la casa.
He
comenzado a ver de reojo a las sombras que veía en el parque, pero ahora en el
estudio, mientras escribo. Me parece que paso demasiado tiempo frente a la
computadora. La apago. Me voy a dormir.
En
mis sueños hay siluetas humanas que me jalan el cabello e intentan tirarme de
la cama. No me asusta. Despierto y esta vez tengo energía para cocinar.: cuatro
huevos revueltos con tripas de pato, veinte hot cakes, miel de maple encima de
todo, jugo de naranja, litros de café.
Soy
una chica de complexión media. Tengo un balance perfecto en mis hábitos.
***
Maté
a una mosca enorme. La dejé al lado del escritorio, en el lugar justo donde la golpee.
Pasé el día entero escribiendo, y como si fuera el sol que se pone, la mosca se
fue moviendo de lugar. Unas hormigas diminutas que jamás había notado estaban
haciendo la limpieza.
La
última vez que viré la cabeza para mirar en qué lugar del cuarto se encontraba
la mosca, sentí un golpe. De inmediato caí derrumbada de mi silla. No podía ver,
el golpe me había aturdido, era de noche y aún no prendían las farolas del
parque. Sentí la calidez de la sangre brotando como una almohada. Me rendí y me
dormí.
Me
despertaron los ruidos de los muebles, como si algo chocara contra ellos. Sentí
el golpe de mi cabeza con las escaleras mientras era arrastrada por esas
sombras. Sonreí. Pensé que había perdido la razón cuando las había visto corriendo
en el parque o escabulléndose en el estudio. Eran reales y me llevaban
lentamente. Al parecer ellos tampoco han comido en mucho tiempo.
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