bajo la sombra del huizache.
Desde ahí, observa las señales del tiempo
que se vuelven transparencias acuosas del alma.
Percibe sus retazos,
enmudece.
No quiere emitir sonido.
Le duele la sombra / paraje oscuro donde duerme
solitaria.
El victimario supo acallarla bien.
Mi voz / loba esteparia parturienta,
aúlla a los pies de la ventana.
Masca un trozo de vidrio hasta pulirlo como
guijarro de río viejo.
Nada la anima.
Nada.
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