Él no tiene gatos en el zoológico. Se refiere a leones, jaguares y tigres. Prefiere las jirafas, monos pequeños, cebras. Hay muchas razones para no tenerlos, los gatos, pero en general es porque no es negocio. Por ejemplo, un león pasa 20 horas al día dormido. Llega un niño, lo ve y dice “mira, mamá, el león está triste.” La señora va y pone una queja en Facebook y dice que tienen a los animales tristes, que los zoológicos son cárceles, que no deberían permitirles tener a los animalitos encerrados, pobrecitos. La señora no tendría idea de que probablemente ese zoológico hace más por la conservación y reproducción de los leones que toda la SEMARNAT, o que ese león come más veces al día que uno libre, pero ella ya hizo su buena acción del día, con ayuda de San Facebook, y la imagen del zoológico se va al carajo. No es negocio, repite. Es más negocio venderlos que exhibirlos. Así empezó él, comprando y vendiendo primero un orangután, luego un puma, luego un elefante. Al poco tiempo
Sitio de creación literaria del Seminario de Literatura Francisco José Amparán